lunes, 9 de enero de 2012

UN DÍA DURO

El domingo 27 de noviembre amanece despejado pero con una ligera brisa que hace que las persianas de la habitación tiemblen resonando en el silencio del descanso.
Abro los ojos y retiro la colcha de mi cama y ya oigo el llanto de Virginia que resuena al fondo de su habitación, la cojo de su cuna y la abrazo.
Bajo con cuidado las escaleras y preparo el desayuno, ella me observa curiosa.
Me apresuro a ponerme la equipación y ella me mira como me visto sin perder ojo.
Sólo queda darle los últimos tragos al café para coger la bici que espera colgada en el estudio.
Salgo por la puerta de atrás de casa y me apresuro para no llegar tarde al punto de encuentro con mis compañeros de ciclismo.
Ya estamos todos y nos dirigimos hacia la Sierra de la Pila que se perfila abrupta y escarpada. Se encuentra en dirección norooccidental de nuestra región cerca de Abarán, Blanca y Fortuna.
Pero hasta llegar a sus estribaciones nos queda un largo trayecto. Iniciamos el recorrido entrando en la población de Ulea donde sus casas se alinean a los pies de su sierra a la salida de la población comienza la subida del puerto donde se estira el grupo.
A la derecha vemos un espléndido paisaje de huerta rodeado por el cinturón de nuestro Río Segura y de fondo el telón del Cajal que a sus pies se salpica de pequeñas casas que forman el núcleo urbano de Villanueva.
Paramos un momento para cruzar hacia Venta Puñales en el campo de Ulea donde los aromas de los frutales nos agrada la travesía.
El ritmo es intenso y ya hay alguno que comienza a descolgarse del grupo. Intento seguir el fuerte tirón que mantiene Ginés y Leandro bajando algún piñón.
Creo que la ruta se va alargar demasiado y sobre todo si pensamos subir a la cumbre de la Pila.
Nuestra marcha sigue por asfalto carretera de El Rellano hasta la salida a la izquierda comenzamos la subida.
Nos encontramos a la entrada del Parque Natural de la Pila y comenzamos a subir por una ancha pista en dirección hacia San Joy un pueblecito abandonado en ladera Sur en el paraje de la Solana. Desde su laderas se observa una impresionante panorámica, la subida cada vez se hace más dura y las fuerzas son escasas y aún más sabiendo que la cima se encuentra a unos 12 kms de subida.
Una vez tras el gran esfuerzo de llegar a San Joy mi sorpresa es que nadie ha parado a descansar un poco y tomar algo de alimento.
Es extraño notar como la pedaladas se hacen más duras y que tu pensamiento se centra en reservar energías para la vuelta en ese momento se que no podré seguir a mis compañeros hasta la cima pero procuraré llegar hasta el Mojón de las Cuatro Caras meta que me parecía un gran logro.
Hasta llegar a la explanada del Mojón de las cuatro caras faltan algunos repechos intento reservar todas mis fuerzas y comer algo de alimento ya noto como mi estómago me lo pide. Durante la subida me sigue Victorio y me ofrece pan de higo un rico alimento alto en glucosa, justo lo que necesitaba. Todo el trayecto sigue conmigo hasta el Mojón, el paisaje se cubre de zonas densas de pino carrasco, acogiendo diversas especies de matorrales como el madroño, el palmito y el espino todo ello aromatizado por la fragancia del romero y el tomillo.
Por fin llegamos al Mojón cruce de caminos que distribuye las diferentes rutas de la sierra. Después de alimentarme con todo lo que llevaba en el maillot y despedirme de Victorio que decide subir a la cumbre comienzo el regreso hacia Villanueva esta vez lo haré solo.
Las perspectivas se ven diferentes una vez recuperado. La bajada es bastante dura el terreno está muy suelto y la concentración a de ser máxima.
Una vez terminado el descenso llego a la carretera del Rellano giro a la derecha y prosigo durante un km. Sin darme cuenta me meto por la segunda vereda a la izquierda y sigo durante varios Kms, ya el paisaje me era extraño me encontraba dentro de un laberinto de caminos dentro de un gran territorio de invernaderos. Mi preocupación se encuentra en la falta de alimento y agua a lo que se suma el cansancio físico.
En ese momento trato de orientarme siguiendo las montañas del horizonte donde se observa la Sierra de Ricote pero la ruta cada vez se desvía más y mi sensación es que el camino elegido no es el correcto. Pero mi sorpresa es al ver un coche que sale por un camino, doy la vuelta y continúo por su dirección.

Después de un buen tramo oigo voces de personas, son jornaleros que en esa época estaban podando los árboles, les pregunto por el pueblo de Ulea y me indican que voy bien y que debo seguir unos 3 Kms. entre frutales.
Ya me encuentro más tranquilo y me relajo aunque son las doce del día y llevo unos 65 Kms en la bici.
Oigo el ruido del tráfico de la autovía, sólo me he desviado unos Kms. Me dirijo hacia la carretera de La Losilla en dirección a Ulea y Villanueva.
Al llegar a casa pienso en lo sucedido y más vale siempre volver acompañado por los problemas que puedan pasar como una avería, una caída o una perdida pero por otro lado también queda la satisfacción de haber vivido una aventura con un buen final.

Miguel Ángel Gómez Cortés.

jueves, 5 de enero de 2012

El Club Ciclista el Azud, os desea  una feliz noche de Reyes y que todos vuestros deseos se vean cumplidos en esta mágica noche (bueno si no todos, algunos).